Tantos ellos como ellas consultan a expertos sobre temas que tienen que ver con su desempeño.
Asesor Mario Alberto Peña – Sexólogo y psiquiatra
Después de ir superando tabúes y el sentido religioso del sexo, en el que se creía que el coito tenía como único fin la reproducción —el repoblamiento de la tierra ad infinitum—, el sexo se ha convertido en el centro de la vida: está en la publicidad, en el cine, en las series, en las canciones. Se sabe y está comprobado, que el disfrute de una sana sexualidad es una de las claves para la felicidad y el bienestar. Por esto cada vez hay más preocupación de las personas, tanto de hombres y mujeres, por ofrecer y recibir placer, el hedonismo del deseo.
Esta misma dinámica ha hecho que los individuos dejen de inquietarse por el desempeño ajeno, como se solía hacer hasta hace varios años, cuando la culpa de las malas experiencias sexuales recaía en la pareja. Ahora, se han invertido los procesos, dice el sexólogo y psiquiatra Mario Alberto Peña: “Cada vez es más frecuente que lleguen personas a consulta con el síndrome del bajo deseo, que es la pérdida del interés por la vida sexual”.
Dice Peña que, numéricamente hablando, la enfermedad no ha cambiado con el pasar de los años, sin embargo, sí hay más preguntas y apertura sobre el tema, que suele ser un fenómeno que empieza a los cuarenta años y la principal razón de su aparición es una disfunción en la producción de testosterona, hormona sexual que puede sufrir alguna desestabilidad. “Ha sido así en todas las generaciones. Hay un cierto cambio, pues la gente se va dando cuenta un poco más de que la sexualidad plena es importante y que la vida es muy larga para que uno a los 40 o 50 años se resigne a que esa parte esencial ya se acabó”, agrega.
Alternativas disponibles
Este problema tiene solución química. Existe una suplencia para tratar de nivelar la cantidad apropiada de testosterona, “a veces se puede y a veces no. Si esto no funciona es necesario empezar a revisar otras alternativas, sin embargo esto suele deberse a la edad, a disfunciones ováricas por la menopausia o, en los hombres, porque la función de los testículos está directamente relacionada con la circulación de la sangre”, dice. El apetito sexual y su desaparición es la duda por la que más consultan hombres y mujeres, dice el experto pero, además, cada quien está preocupado por su propio desempeño, por su propia salud sexual. ¿Por cuáles causas consultan mujeres? ¿Por cuáles los hombres?
El sexólogo les recomienda a los hombres aprender a leer el cuerpo y las necesidades de las mujeres, de esta manera podrán entender lo que ellas desean y esperan de una relación sexual.
Mujeres
Relación con dolor. La dispareunia es un dolor intenso durante la penetración. “Hay mujeres con estrechez o que quedan así después de un parto porque los puntos que les hicieron al cierre de la herida vaginal quedaron mal”. Puede responder tanto a causas físicas como psicológicas, aunque también a una enfermedad pélvica o infección urogenital. Se trata de una situación que necesita un tratamiento médico.
Fallas en la lubricación. Este es el equivalente a la disfunción eréctil en los hombres y “también suele presentarse con la edad y muchas mujeres lo sufren en la menopausia, esto se debe a una disminución en los niveles de estrógeno y suele aparecer después del parto o en la lactancia. También hay quienes no lubrican cuando están a punto de tener una relación, quizá también por ansiedad y estrés”.
Hombres
Disfunción eréctil. Dice el sexólogo que es un tema que suele estar relacionado con la edad. “Cuando llegan a los 50 años de edad, la mitad de los hombres, empieza a sufrir disfunción. Hay muchas variantes: personas que nunca logran una erección, otros que solo las tienen cuando se masturban”. En algunos casos, se debe a temas psicológicos como la ansiedad y la inseguridad.
Eyaculación precoz. Hay diferentes tipos, hombres que la tienen anteportas, que es el caso más complejo y que puede ser fruto de la ansiedad por copular; otro caso es una disfunción hormonal por una hipersensibilización del glande, lo que termina en una eyaculación muy rápida. “Cuando alguien eyacula por debajo de dos minutos se cataloga como precoz. Ahora bien, si alguien va a tener una relación rápida, de afán, es normal que termine pronto. En cada situación es fundamental la percepción: ¿cuándo hay un problema de tiempo para el paciente?”.
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