Nuevas dinámicas envuelven a las parejas actuales. Es importante entenderlas, en especial en el manejo del dinero, un tema crítico.
Asesora Chiquinquirá Blandón – Psicóloga
Nada extraño resulta que hoy los hombres se queden en casa al cuidado de los niños y que la mujer salga a trabajar. Tampoco que ellos, aunque laboren, se encarguen también de lavar, cocinar o ayudar a los hijos con las tareas, cuando tradicionalmente estas se concebían como responsabilidades exclusivas para ellas por convenciones sociales.
En general, las parejas se piensan diferente y no es algo exclusivo para las nuevas generaciones. Sin embargo, en este contexto, se presentan retos que sus integrantes deben enfrentar con mucho diálogo, amor y honestidad.
Las transformaciones más notorias, comenta la psicóloga Chiquinquirá Blandón, se presentan en el componente económico. Es normal, en la actualidad, que se convenga, de acuerdo con la suma que ganen ambos o el tipo de contrato, que sea el hombre quien permanezca en casa atento a la crianza de los hijos. El consejo para el que esté en el hogar es que no abandone de forma total su “rol productivo y que valore ese dinero que pueda ingresar, porque eso le dará dignidad. Si exclusivamente se queda en el rol del hogar, se afecta mucho la autoestima a largo plazo”.
Si se toma esta decisión concertada y se entiende que es una nueva realidad, debe haber un cambio de actitud de parte de los dos, para “no caer en círculos de interacción negativa, en los que simplemente nos pongamos a la defensiva y nos sintamos humillados o avergonzados por los cambios de roles”.
Que tengan la convicción de que siguen contando el uno con el otro, como una fuerza común, aun cuando haya dificultades, agrega. “Todos los cambios necesitan tiempo para que se vayan metiendo en el ADN. Pero a veces la mujer siente que el hombre se puede acomodar a este rol del hogar y se vuelve pesado para ellas, como lo que les pasaba antes a los hombres, llevar no solo la carga de la casa sino la emocional, cuando hay rabia o comentarios despectivos”.
¿Quién administra?
El cambio de roles también puede darse en el tema de administración del dinero. La psicóloga es enfática en decir que las decisiones económicas deben tomarse entre los dos después de un diálogo abierto, “con la claridad de qué es lo que realmente quiero con respecto al dinero y hasta dónde soy capaz de llegar (…) Las parejas que crecen económicamente son las que hacen equipo. No podemos caer en un juego inconsciente que hay en la relación de pareja, en el que se establece que uno es el derrochador y el otro es quien aprieta. Entonces el que aprieta es el que mejor maneja las finanzas y el derrochador solo pide dinero, y se vuelve un conflicto”.
En general, existe un pudor para hablar de lo económico, de manifestar, con asertividad y con claridad, cuánto se ganan y cuánto se aportará. Es necesario “hablarlo y definirlo. Hacer un presupuesto claro. Finalmente, una pareja es una sociedad y estamos llamados, como pareja, a estar en las buenas y en las malas, con un fondo común para momentos difíciles, con el que ambos se sientan bien y respaldados”.
La tendencia se orienta hacia relaciones más igualitarias. Este cambio de consciencia, asegura Blandón, está muy impulsado por los jóvenes que experimentan los cambios de roles con naturalidad y estos mueven a otros, como a sus propios padres o abuelos, a hacer adaptaciones, a que estudien, a que salgan más, a que repartan las tareas y tengan un nuevo sentido de vida. Así que no importa la edad, “quedarse con lo de antes, no es viable”, remata Blandón.
Para asumir los cambios
- No juzgar ni juzgarse. La acumulación de reproches puede desencadenar en molestias mayores. Mantener la comunicación efectiva y afectiva.
- Entender que lo más importe es el bienestar de los dos, por lo tanto, implementar juntos los ajustes que se requieren.
- Comprometerse y asumir las decisiones, libres de prejuicios y con la certeza de que es lo que les conviene como pareja.
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