La saliva es un líquido claro que se fabrica en la boca de manera permanente. Está formada, sobre todo, de agua y de unas cuantas sustancias químicas.
Las glándulas salivales, que se encuentran al interior de cada mejilla, son las que producen alrededor de 1 a 2 litros de este líquido cada día. Entre sus funciones están:
- Humedecer los alimentos y hacer que su digestión sea más fácil. Sin la saliva, ese sánduche de queso fundido sería seco y difícil de digerir.
- Ayudar a la lengua a que pueda sentir los gustos. Una lengua seca no puede decir qué gusto tienen las cosas, necesita de la saliva para mantenerse humedecida.
- Descomponer los alimentos antes que estos lleguen al estómago. Esto lo hace con la ayuda de las enzimas, unas sustancias químicas que se encuentran en ella.
- Limpiar el interior de la boca y enjuagar los dientes para mantenerlos limpios. No hay que olvidar, sin embargo, que es fundamental complementar este beneficio, con el uso de cepillo de dientes y seda dental de forma regular.
- La mayoría de niños en edad escolar tienen justo la cantidad adecuada de saliva. A veces una persona puede no tener suficiente, pero esto es resultado del consumo de ciertos medicamentos o tratamientos, resultado de algunas clases de enfermedades, o por la edad avanzada.
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