La aspiración de dejar el mundo mejor que como lo encontramos aplica en especial para los sitios turísticos que visitamos.
Para ello se pueden aplicar sencillas acciones o prácticas como recomienda la FAO, la organización adscrita a las Naciones Unidas que promueve esfuerzos en torno a la alimentación y evitar el hambre, lo resume en cuatro puntos fundamentales: ayudar a los pequeños agricultores al acudir a mercados y ferias de las ciudades; probar los productos locales para entender mejor la cultura; mantener viva las tradiciones que traen memorias ancestrales y evitar el desperdicio de alimentos. “Ser cuidadoso con el tamaño de las raciones, las fechas de caducidad y aprovechar las sobras es una de las maneras más sencillas de ahorrar recursos naturales”, se explica en el sitio web de la Organización para la Alimentación y la Agricultura.
Frente a esto la tendencia está en que del lado de los consumidores también está la posibilidad de promover un consumo ético y solidario. De acuerdo con el sitio español Eroski Consumer, es importante hacer preguntas que hablen del origen del producto. Por ejemplo, qué repercusiones sociales y ambientales han tenido durante su fabricación; y reflexione sobre el tipo de comercio al que se quiere favorecer. Entre las claves para una compra responsable, está el hacerse preguntas claves antes de consumir, como las siguientes: ¿Lo necesito?, ¿es esto una compra compulsiva?, ¿cuántos tengo ya?, ¿cuándo lo voy a usar? De esta manera puede evaluar la pertinencia de la nueva adquisición. También puede aplicar la siguiente regla: cuando compre algo nuevo, por ejemplo, una camisa, regale una que ya no use.
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