Con la maternidad llegan nuevos retos. Durante ese proceso no hay que olvidar la esencia femenina ni la relación en pareja.
Asesoras Liliana Franco N., ginecobstetra
Carla M. Álvarez, psicóloga
Es fácil perderse de vista cuando llega un nuevo ser, cuando se está cansada, cuando se experimentan cambios físicos, cuando parece que todo el tiempo disponible lo demanda ese hijo que llegó al hogar.
Esta reciente madre experimenta una serie de modificaciones en su forma de pensar y de sentir, en su estilo de vida; en la manera cómo se percibe a sí misma, en su entorno familiar y en su relación de pareja, expresa Carla María Álvarez Gallego, psicóloga de la Clínica del Prado. Transformaciones que debe ir asumiendo a la par de que va creando el vínculo afectivo con su hijo.
“Ser madre es un proceso en el que se generan una serie de conflictos internos o psíquicos que la mujer debe ir resolviendo poco a poco, en la medida en que se vaya adaptando a su condición y se empodere de su proceso de maternidad”, explica Álvarez Gallego. Lo ideal, agrega, sería que todas las mujeres pudieran tener un acompañamiento psicológico desde el control prenatal, aparte de la valoración médica y nutricional.
Desde lo físico
Su imagen corporal, durante las primeras semanas, preocupa a esa madre que se observa diferente ante el espejo. El peso, la flacidez muscular que queda después de esa distensión que tuvo la pared abdominal, es uno de los signos más visibles y aunque es una señal física, la afecta psicológicamente porque “muchas personas le siguen diciendo que si quedó embarazada, que si le quedó otro bebé, y eso afecta. Es que los cambios que hace el cuerpo para soportar el tamaño del útero son bastante grandes”, afirma Liliana Franco Nolivos, ginecobstetra también en la Clínica del Prado.
Hay otras situaciones más físicas como la caída de cabello o la retención de líquidos que afectan el organismo, pero como lo comenta Franco Nolivos, “todo tiene solución. Así como uno les dice cuando están en embarazo que lo que sienten son molestias y no enfermedades, como el vómito o el dolor de espalda, lo mismo ocurre en el período postparto, en algún momento van a llegar a su normalidad. Todo mejora, tanto que luego hasta se animan a tener otro hijo”.
Proceso de adaptación
Hacerle lugar a ese pequeño ser implica una preparación, pues aunque haya planeación, cada momento de la maternidad presenta nuevos retos. La mamá se va encontrando con una serie de emociones que quizá no sean tan agradables; con cambios de humor, que tienen que ver también con asuntos hormonales propios del postparto. Puede experimentar culpa por sentirse agobiada, a pesar de que el bebé haya sido anhelado y sea parte de su proyecto de vida.
Debe estar muy atenta a todas las emociones que vaya experimentando, a los pensamientos que van surgiendo, porque esto le ayudará a identificar si está sufriendo, por ejemplo, de depresión postparto (ver recuadro) y buscar ayuda si la requiere, porque un buen estado ánimo es fundamental para enfrentar este nuevo rol.
Ante este panorama, ¿cómo puede irse ayudando esta madre para no perder su esencia como mujer? La recomendación principal, asegura la psicóloga Carla María Álvarez, es que no pierda sus espacios personales, que pueda disfrutar de su maternidad, pero que toda su energía, que toda su vida, no sea solo en función del bebé; aunque es verdad que el recién nacido demanda muchos cuidados. “Que tome tiempo para descansar, para conectarse con ella misma. Sigue siendo mujer, solo que cambió su condición”.
Sentirse mujer, empoderarse como tal, fortalecer su femenino en todas las dimensiones, es vital. Y esto desde las actividades cotidianas: si le gustaba hacer ejercicio antes de quedar embarazada, pues una vez el médico lo indique, retomar esta rutina; si lo suyo era meditar o bailar, dedicar unos minutos a estas actividades; cuidar la imagen personal, maquillarse o vestirse para sentirse linda; recuperar espacios recreativos con amigas, ir a cine, en fin, asuntos que la reconforten.
Tampoco hay que perder de vista los espacios de pareja, porque es muy común que suceda en los primeros meses del postparto, que toda la concentración de los padres se ponga en el recién nacido. “No toda la energía debe ir al bebé, aunque sea la novedad para los papás, pues en la medida en que los dos estén bien como pareja, va a funcionar mucho mejor el trabajo a realizar como padres”, complementa la psicóloga.
El apoyo del padre del bebé y de la red familiar es importante para que la mujer sienta la tranquilidad, a la vez q ue sabe que su hijo está en buenas manos.
1 de cada 6 mujeres que da a luz atraviesa una depresión postparto. pueden sentir cansancio, tristeza y preocupación, que en poco tiempo superan.
¿Depresión postparto?
“Muchas mujeres pueden experimentar este estado y no saber exactamente que están enfrentando un fenómeno que es natural frente al cambio que se da en su vida posterior al nacimiento de un bebé”, explica la psicóloga Carla María Álvarez. Algunas señales de que se padece este trastorno son:
- Cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, insomnio e inapetencia.
- La mamá comienza a desarrollar sensación de incapacidad para hacerse cargo del bebé o de sí misma.
- Malestar en diversas áreas de su vida, en la relación de pareja, en su vida familiar, perdiendo el interés por actividades que antes le eran placenteras.
Consejo: es importante que la mujer se permita reconocer lo que le genera el nuevo rol: vulnerabilidad, inseguridad o temor, “por lo que es recomendable que se conecte con su ser, para asumirse en esta posición y enfrente sus propias limitaciones”.