Aunque el Asperger está clasificado como un síndrome del espectro autista, quienes lo padecen tienen dificultades sociales mas no presentan trastornos del lenguaje o el desarrollo cognitivo.
Hablamos de niños que tienen una inteligencia normal o en ocasiones destacada en aspectos determinados, pero con dificultades para adaptarse a los entornos sociales, pues no tienen buena empatía con los demás. Son niños a los que se les dificulta comprender conceptos más allá de su significado literal. Es decir, que no logran entender frases de doble sentido, sarcasmos o juegos de palabras. Y así como no son capaces de hacer estas inferencias, tampoco comprenden aquello que no es verbal como son los gestos, expresiones o emociones en el otro. Terminan centrándose en sí mismos y alejándose de los demás.
El síndrome de Asperger es una enfermedad que no tiene cura, pero que puede ser tratada y acompañada por especialistas buscando una buena evolución de la misma. Entre más pronto se haga, más efectivo serán los resultados, siendo la edad indicada para tener un buen diagnóstico, antes de los 7 años de edad.
Esté atento a los signos de alerta:
Aunque es difícil identificar un niño con Asperger, además de los aspectos mencionados en cuanto a la empatía y entorno social, otra característica es el interés marcado por temas o aspectos particulares del conocimiento. Es el típico niño que sabe mucho sobre un asunto puntual, pero que no comparte ni se muestra interesado en otros aspectos.
Entre los signos claves que pueden alertar sobre un niño con Asperger, según explica la Confederación Asperger de España, están que llegue al primer año de edad sin balbucear ni hacer gestos; también que en los años siguientes presenten dificultades motoras; el uso de acentos y gestos extraños para expresar sus ideas; que sea incapaz de hacer o mantener amigos en la edad escolar, y que tenga intereses restringidos y absorbentes, además de dificultades sociales.